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Cuando callas

17 Mar

Neruda… qué se puede decir sobre Neruda. El que pudo escribir los versos más tristes una noche, el que la quiso y a veces ella lo quiso también.

A veces no estamos para sonreír ni para mostrar nuestra mejor actitud ante la vida. A veces no entendemos qué le pasa al mundo, qué pasa con nuestra vida o, simplemente, qué nos pasa interiormente.

Hay días en los que quisiéramos escondernos debajo de las cobijas de la cama y dejar la mente en blanco hasta que seamos capaces de enfrentar de nuevo el mundo y todas las complicaciones que nos trae.

Hoy es uno de esos días. No estoy para sonreír, no estoy para cantar, no estoy para bailar.

Hoy soy yo quien puede escribir los versos más tristes esta tarde, pensar en quien no tengo y sentir lo que he perdido, pero no, prefiero hacerle honor a tu silencio y hablar de tu ausencia.

Con estos versos de Neruda cualquiera queda encantado con el silencio.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Pa’ fuera telarañas

3 Feb

Pa’ fuera. Pa’ fuera todo aquello que no deja abrir el corazón ante la vida y ante la gente. Pa’ fuera el pasado, pa’ fuera el miedo y la cobardía.

Nada hay más valioso que expresar con sinceridad y transparencia aquello que nos causa tantas vueltas en la cama por las noches. Nada hay más transparente que mirar a los ojos y decir todo lo que a veces está amarrado a nuestra garganta, atado al miedo y al horroroso sentimiento de la incertidumbre.

Y por eso esta decidido: hoy voy a empezar a vivir la historia del tigre, esa es mucho mejor*

«Porque fue suficiente
Hablarle con los ojos desde allí
Si en ese mismo instante
Su vida era tranquila
Y feliz…»

Revolvió – Bebé

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*Recomiendo ver Life of Pi para entender de qué se trata este post.

Conversaciones con ‘el otro yo’ del otro

21 Mar

-¿Eres feliz?
-No sé
-Aléjate
¿Pero con qué motivo?
-Porque no eres feliz…
-Eso no es un motivo
-Al contrario, es el principal motivo. Lo que no te hace feliz, no te hace bien.

No queda más que seguir viviendo

29 Nov

Aquel 8 de noviembre en el que escribí la última entrada, me levante feliz, llena de vida. Un te amo era suficiente para ver el futuro con ilusión sentir que lo tenía todo en la vida. Un te amo, era suficiente para olvidarme del mundo e imaginar que lo que vivía era un cuento de hadas, un sueño que pocas veces se hacía realidad de manera tan hermosa.

Pero los cuentos de hadas no son eternos. Tienen brujas, malvados y situaciones dolorosas. No todo es perfecto, ni el el cuento de Jesús, el hijo de Dios.

Hoy, 3 semanas después vuelvo a escribir. Con el corazón en la mano, latiendo poco a poco mientras sufre por seguir adelante y no apagarse. Hoy mi corazón despierta temprano y ya no quiere dormir más para no soñar. Amanece en medio de una leve luz blanca que aclara con el pasar del día, pero que nunca se aviva tanto como cuando a pesar de la lluvia todos las horas eran completamente hermosas, no importaban los truenos, los rayos, el granizo o la oscuridad. No importaba nada.

Hoy duermo porque toca. Como para no morir de hambre. Me levanto porque la cama me agudiza el dolor. Escribo para desahogarme y lloro porque no hay nada más que hacer. Evito el iPod para no llorar en la calle. Está archivado en el mismo rincón en el que quisiera poner todos los recuerdos que atraviesan mi mente y mi alma segundo tras segundo, mientras el reloj corre y suena como sentenciando la prolongación de la agonía.

Nada puedo hacer para evitar este dolor. Nada. Lo único que me serviría es el borrador de recuerdos que usan en Men in Black, pero no existe nada parecido y debo olvidar yo misma, a pesar de que cada recuerdo es más hermoso que el anterior. Todos los rincones de esta ciudad me hablan de lo que pasó y me llevan a algún día en el que felices lo recorrimos tomados de la mano como Hemingway lo describía: «te olvidas de la muerte y te sientes inmortal aunque sea por un instante».

No hay segundo en el que me pregunte ¿por qué? ni en el que me cuestione por lo que callé. No hay momento en el que no le pida fuerzas a Dios y a la Virgen ni en el que le pida a los ángeles que me iluminen y no me abandonen. La fortaleza se ha ido.

Y se ha ido la sonrisa, se llevó la suya con la mía. Se fue su corazón amarrado al mío con una cuerda. Se fueron sus palabras y yo ya no quiero hablar.

Si vivir es solo respirar, comer y dormir, hoy no queda más que seguir viviendo.

Cucarachas para el almuerzo

24 Oct

Era una casa de campo. Una finca. Estaba encerrada por un enrejado de madera de esos antiguos que se pintaban con los colores de la navidad. Junto a la casa había un edificio color amarillo verdoso que no tenía separación de la casa. Ella no sabía muy bien donde vivía ni donde se desarrollaban los hechos pero estaba allí presente.

La policía quería evacuar esa casa aledaña al edificio porque era una invasión.

Cuando ella entró a la casa vio que todos eran pobres y no tenían para donde irse, pero lo que más le impactó y lo que más recuerda es que una mujer, vieja, fritaba en un sartén 2 cucarachas para el almuerzo. Eran negras y aceitosas y aún se movían estando sobre el fuego.

Las sirvió en un plato blanco y tomó, con su mano, un pedazo de carne a medio cocinar para acompañar el manjar. En el plato, las cucarachas movían sus antenas y extendían las alas de su caparazón.

El miedo que le tenía a estos repugnantes insectos hizo que se transportara a un mundo en el que una cucaracha gigante la miraba con unos penetrantes ojos rojos.

Cuando no lo soportó más, despertó y no supo cómo asimilar lo que había visto, sólo quería llegar a un computador para escribirlo en su blog, tal vez a alguien más le repugne pensar en cucarachas para el almuerzo…